Reencarnando en tu propia familia

A veces los clientes me preguntan si un ser querido o una mascota recientemente fallecida acabarĂ¡ reencarnando y regresando a ellos. En mi experiencia, ciertamente lo hacen. A veces en esta vida, y ciertamente en una prĂ³xima vida.

Ha habido momentos en mi vida en los que me he encontrado con alguien y he tenido una especie de “conocimiento” o una sensaciĂ³n de familiaridad con esa persona, como si la hubiera conocido antes. Creo que todos tenemos estas experiencias de reconocimiento del alma de vez en cuando.

Para mĂ­, una señal clara de que estoy experimentando un reconocimiento de alma durante un encuentro de este tipo es que siento que mi cuerpo tiembla al establecer contacto visual, o que me tiemblan las manos. En mi experiencia, cuanto mĂ¡s intensa es la sensaciĂ³n fĂ­sica, mĂ¡s encarnaciones puedo haber tenido con esa persona en particular.

He tenido esta experiencia con personas que resultaron ser alguien con quien sĂ³lo tuve un breve contacto, pero tambiĂ©n con otras con las que tuve relaciones mĂ¡s duraderas. TambiĂ©n experimento este “conocimiento” con mis mascotas. Es algo en la forma en que sus ojos se conectan con los mĂ­os, como si dijeran. “Hola, soy yo. He vuelto”.

Un incidente en particular, que permanece vĂ­vidamente grabado en mi mente, fue un evento que presenciĂ© hace aproximadamente una dĂ©cada. Una persona que conocĂ­a se habĂ­a quedado embarazada cuando estaba pasando por un momento difĂ­cil en su vida. A pesar de que el padre del niño no querĂ­a involucrarse, ella decidiĂ³ quedarse con el bebĂ©, e hizo todo lo posible para asegurarse de que su bebĂ© iba a tener lo mejor que podĂ­a ofrecerle.

Me sorprendiĂ³ mucho cuando me pidiĂ³ que fuera la invitada de honor en su casa para el parto natural en el agua. Aunque me sentĂ­a honrada, tambiĂ©n estaba un poco estresada por ello. Me explicĂ³ el proceso y me asegurĂ³ que una doula (comadrona) capacitada estarĂ­a presente. HabĂ­a investigado mucho sobre cĂ³mo tener a su bebĂ© en casa y se habĂ­a preparado mucho con su doula. Estuve de acuerdo, pero sabiendo que podrĂ­a ser un proceso muy largo, me habĂ­a preparado mentalmente.

LleguĂ© a su casa alrededor de las 20:00 horas de aquella frĂ­a noche de invierno, donde encontrĂ© su hogar transformado en una acogedora guarida con una gran piscina de parto en el centro. Se estaba preparando para dar a luz esa misma noche. AdemĂ¡s de mĂ­, habĂ­a otras personas presentes y todos recibimos instrucciones sobre lo que debĂ­amos hacer para consolarla. TambiĂ©n tenĂ­amos que ayudar a mantener la temperatura del agua para que fuera agradable.

Era obvio ver lo importante que es el apoyo de una doula competente. TambiĂ©n se notaba que se habĂ­a creado un fuerte vĂ­nculo entre ellas. La doula aplicĂ³ algunas tĂ©cnicas especiales de presiĂ³n sobre su cuerpo para prepararla mejor para el parto y aliviar su malestar (que se hacĂ­a cada vez mĂ¡s intenso a medida que avanzaba la noche). Entre los dos ayudantes aportĂ¡bamos palabras reconfortantes y caricias tranquilizadoras.

Finalmente, alrededor de las 3:00 de la madrugada, trajo al mundo al bebĂ© mĂ¡s hermoso. Cuando lo levantĂ³, a pesar de que todavĂ­a no podĂ­a ver, se adelantĂ³ y puso una manita en cada una de sus mejillas, como si dijera: “Hola, soy yo. He vuelto”. SentĂ­ inmediatamente este reconocimiento mutuo de la energĂ­a del alma. Me recuerda a la canciĂ³n Two Souls Collide de These Modern Times.