¿Alguna vez te has preguntado qué secretos esconde tu fecha de nacimiento? ¿Quieres descubrir tu verdadero propósito en la vida y desatar todo tu potencial? ¡Nuestra Carta Natal Numerológica es la clave que has estado buscando!

Imagina tener una guía personalizada que revela las vibraciones únicas de tus números personales. Desde tus talentos innatos hasta los desafíos que te esperan, cada aspecto de tu vida está escrito en el lenguaje universal de los números.

Con nuestra Carta Natal Numerológica, recibirás:

✨ Análisis Detallado: Descubre las influencias de tu fecha de nacimiento y nombre.
✨ Potencial Oculto: Identifica tus fortalezas y talentos innatos.
✨ Desafíos Personales: Conoce los obstáculos y cómo superarlos.
✨ Guía Personalizada: Consejos prácticos para alinear tu vida con tu verdadero propósito.

Cada carta es elaborada cuidadosamente por expertos numerólogos, ofreciendo una experiencia transformadora y precisa. Ya sea que estés en una encrucijada o busques un nuevo comienzo, nuestra Carta Natal Numerológica te brinda la claridad que necesitas para tomar decisiones con confianza.

No dejes pasar la oportunidad de conocerte a ti mismo en un nivel más profundo. Haz tu pedido hoy y empieza a escribir el siguiente capítulo de tu vida con certeza y propósito.


modo de supervivencia

“El modo de supervivencia se supone que es una fase que ayuda a salvar tu vida. No se supone que sea la forma en que vives”. ~Michele Rosenthal

La infancia es la época más querida para muchos. Sin embargo, nadie llega indemne a la edad adulta. Todos pasamos por incidentes con nuestros amigos, familia, y en la escuela o en otros lugares que nos hacen sentir emocionalmente magullados o con cicatrices.

Al crecer en un hogar en el que mis padres estaban ocupados criando a tres hijos y trabajando duro para mejorar su situación económica, en algún momento me sentí abandonado. No es que lo hicieran intencionadamente, pero a menudo me asaltaban, incluso me agobiaban, sentimientos de incomprensión, soledad, falta de calidad y, en general, de falta de mérito.

Sólo después de años de complacer a la gente, de elegir un máster equivocado y de ascender en la escala corporativa con un gran trabajo, los sentimientos reprimidos entraron en erupción como un volcán. ¿El resultado? Me hizo enfermar físicamente con alergias, dolores corporales constantes y sarpullidos que no me permitían dormir, llevándome a un colapso total.

Fue entonces cuando me di cuenta de que mi cuerpo estaba tratando de hablarme. Me había dado señales de alarma desde la infancia.

Solía llorar mucho, y por eso me llamaban sensible. A menudo me ponía enferma y mis padres me llamaban “débil”. Gritaba y vociferaba o simplemente me encerraba en mi habitación. En cualquier caso, me decían que no fuera tan reactiva. Se convirtió en un círculo vicioso en el que me sentía abrumada y luego me odiaba por no comportarme de forma normal.

De vuelta a mi crisis en la edad adulta, tirada en el suelo sollozando, decidí que quería dejar mi trabajo y dedicarme a la psicología. No fue un camino fácil a partir de ahí, pero sin embargo el estudio de esta materia me ayudó a responder por qué era como era.

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Resultó que no era para nada exagerada ni sensible. Estaba en modo de supervivencia, y mi cuerpo y mi mente percibían todo como una amenaza. Mi cuerpo intentaba mantenerme a salvo de cualquier cosa remotamente diferente poniéndome en estado de lucha, huida o congelación. Mi mente estaba generalmente hipervigilante de los estados de ánimo y las reacciones de los demás. Por lo tanto, mi cuerpo no sabía cómo relajarse y se agotó con los años.

Nuestros cuerpos están diseñados para hacer frente a las amenazas y luego volver a un modo relajado. Sin embargo, cuando nuestra mente es incapaz de procesar, regular o tolerar grandes emociones, se pone en modo “siempre en guardia” para protegernos. Sin embargo, la protección se convierte en nuestro propio enemigo cuando no podemos apagar las alarmas, y acabamos viviendo con ansiedad.

La guinda del pastel es que a menudo vivimos en este estado durante tantos años que empieza a parecernos normal y cómodo. Entonces ansiamos el drama y atraemos a amigos y parejas que nos disparan, para luego entrar en barrena, lo que nos mantiene cargados emocionalmente.

Pero hay una salida. Se necesita esfuerzo y valor para recablear nuestra mente y nuestro cuerpo para que funcionen de forma óptima y para vivir una vida más plena, pero es posible.

El viaje de cada persona es único, y todos debemos descubrir qué es lo que mejor nos funciona. Sin embargo, aquí hay algunas cosas que funcionaron para mí. Espero sinceramente que puedan ser de ayuda si resuenan con mis experiencias.

Recuérdate a ti mismo que puedes manejar cualquier cosa que ocurra.

Cuando estamos en modo de supervivencia, creamos historias poco útiles en nuestra cabeza y prevemos los peores resultados posibles para mantenernos a salvo. La clave para liberar nuestra necesidad de protegernos basada en el miedo es aceptar que no podemos controlar todo. Ninguna preocupación puede garantizar que nada nos haga daño.

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Lo único que podemos hacer es ocuparnos de lo que está en nuestro poder y, a continuación, elegir conscientemente pensamientos fortalecedores. Recuérdate a ti mismo que, aunque las cosas no salgan como habías planeado, puedes manejarlo y estarás a salvo.

Reconfigura tu cerebro a través de la conciencia.

Pregúntate regularmente si tus pensamientos están creando tus emociones o tus emociones están creando tus pensamientos. Te sorprenderá darte cuenta de que nuestra mente crea afirmaciones que nos hacen sentir de una determinada manera.

Por ejemplo, si un amigo no responde a un mensaje de texto o a una llamada, es posible que te inventes historias sobre que tal vez has dicho algo que le ha molestado o que le pasa algo, y eso te provoca emociones en consecuencia. Si crees que sólo están ocupados, te sentirás de otra manera. Así que practica el ser consciente de tus historias para no entrar en modo pánico por pensamientos que probablemente no sean hechos.

Examina tu cuerpo.

Tu cuerpo habla de forma sutil. Comprueba siempre cómo te sientes realmente. ¿Hay tensión en alguna parte, tu corazón late más rápido, tu mandíbula está tensa? Cuando sientas curiosidad por tus sensaciones físicas, empezarás a reconocer cuándo estás cargado emocionalmente por reaccionar a una amenaza percibida. Esto te permite calmar tu sistema nervioso de forma proactiva, quizás a través de la respiración profunda, acariciando a tu perro o saliendo a la naturaleza.

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