¿A quién definirías en tu vida como alguien en quien puedes confiar completa y totalmente? ¿Un padre, tu cónyuge o pareja, tu mejor amigo o un compañero de trabajo? ¿Confías en cambio en el apoyo de tus ángeles, guías espirituales o seres queridos que han fallecido? Si tienes a alguien en quien sientes que puedes confiar incondicionalmente, ya sea en esta vida o en la siguiente, considérate bendecido y afortunado.
Sin embargo, si te cuesta confiar en alguien o en algo, hay una fuente en la que siempre puedes confiar si te permites estar abierto a ella. De hecho, si logras esto, nunca tendrás que confiar en ninguna fuente externa, tanto secular como espiritual.
Esta única y verdadera fuente es tu guía interior, tu voz interior, tu intuición, la sabiduría de tu alma. Cuando nos hacemos más conscientes de nuestra guía interior podemos discernir por nosotros mismos cuando hay una “punzada” o una “sensación visceral” de que se nos está presentando una verdad. Si estás alineado con lo que realmente resuena en tu interior, se crea un fuerte vínculo con tu ser superior que, en última instancia, te coloca en una posición de completa confianza en ti mismo.
Para lograr esto, necesitamos un fuerte sistema de creencias personales. Nuestra creencia o fe debe ser tal que seamos capaces de aceptar sin duda que tenemos una capacidad inherente para discernir la verdad completa. Debemos tener una fe total en nuestra propia guía interna y abrazar nuestra sabiduría espiritual interior.
Si no creemos y no honramos la sabiduría interior que existe en todos nosotros, tenemos que preguntarnos por qué no. ¿Qué podemos encontrar en el mundo exterior o en los demás que sea más fiable que nuestra propia voz interior? ¿Por qué podemos confiar más en lo que está fuera de nosotros que en lo que reside en nuestro interior?
El único elemento de orientación real y honesto que nunca nos defraudará, ni nos dará la espalda, ni tratará de torcer lo que conocemos como nuestra verdad personal, es nuestra propia alma, nuestro santuario interior.
Obviamente, no hay ninguna razón por la que no podamos acudir también a aquellos en los que realmente confiamos para obtener información, orientación y apoyo claros y honestos. Pero nunca sin consultar también a nuestro propio gurú interior. Debemos confiar y honrar en todo momento la voz del ser superior que llevamos dentro. Ahí es donde reside nuestra verdad última y la magia eterna de lo que realmente somos.