Como seres espirituales debemos cuidar los templos corporales sagrados que nos albergan. La salud óptima es parte de un ciclo colectivo que fusiona los aspectos físicos, mentales y espirituales de lo que somos en un campo energético en continuo movimiento. Cuando cualquiera de estos tres elementos está desequilibrado, perdemos la oportunidad de presentarnos en nuestras vidas con una concentración, energía, deseo, resistencia, fuerza y propósito óptimos.
La ciencia ha reconocido desde hace tiempo que el estrés tiene un impacto negativo en todo nuestro ser. A lo largo de los años he consultado a clientes que se quejan de la manifestación física del estrés, que a menudo se manifiesta como baja energía, dolores de cabeza, mala digestión, insomnio, tensión muscular y dolor crónico.
Sin embargo, como practicante espiritual y trabajadora de la energía, a menudo también soy testigo de cómo el estrés puede alterar nuestros campos de energía y crear bloqueos a nivel mental, físico y espiritual.
Al entrar en contacto con cómo nos hacen sentir los acontecimientos estresantes, podemos examinar más de cerca nuestros desencadenantes personales. Una vez que aprendemos qué acontecimientos o situaciones son menos ideales para nosotros, podemos poner en práctica métodos para afrontarlos, así como elegir opciones que sean menos estresantes. A pesar de lo aparentemente difícil que es cualquier situación, siempre tenemos la opción de influir en un resultado diferente o de elegir cómo responder al evento.
Debido a la pandemia, la salud y el bienestar se han convertido en un tema central para muchos de nosotros. Me he dado cuenta de que muchos de mis clientes están cada vez más interesados en encontrar formas de reforzar su inmunidad y en aumentar las defensas naturales del cuerpo.
Creo que el verdadero bienestar siempre empieza con una buena nutrición y una dieta saludable. Para mejorar nuestro bienestar físico, debemos elegir alimentos frescos y no procesados y productos orgánicos siempre que sea posible. Además, establecer una intención espiritual antes de preparar o consumir una comida puede ser profundamente nutritivo para el cuerpo y el alma.
Otro gran estímulo para mejorar la inmunidad es dedicar tiempo a algún tipo de ejercicio diario en nuestros horarios. El ejercicio físico puede adoptar muchas formas y debe diseñarse teniendo en cuenta su propio estilo de vida y sus objetivos de fitness. Recuerde que, a la hora de hacer ejercicio, elija una práctica que sea adecuada para usted.
Si el gimnasio del barrio, repleto de maquinaria y equipos pesados, no es lo tuyo, puedes disfrutar de treinta minutos de cardio caminando por un sendero peatonal en un parque local o un campo de atletismo. Incluso puedes participar en un entrenamiento de fuerza utilizando cuidadosamente tu propio peso corporal para realizar elevaciones de piernas, sentadillas y mini flexiones desde la encimera de la cocina. No hay límite para la creatividad a la hora de diseñar una rutina de ejercicios utilizando objetos cotidianos de su casa que puedan estar a su disposición.
Por último, la mejor práctica para apoyar la salud y el bienestar general es la aptitud espiritual. Aparte de los beneficios para el crecimiento espiritual, la introducción de unos pocos minutos de meditación u oración en la rutina diaria también puede ayudar a minimizar el estrés, mejorar la presión arterial y reducir el riesgo de sufrir diversos problemas de salud relacionados con el estrés. La meditación también nos ayuda a ser más conscientes en nuestra vida diaria, y la atención plena se traduce en resultados más saludables en general.
Recuerda que la salud óptima es el buen funcionamiento del ciclo colectivo que fusiona lo físico, lo mental y lo espiritual en un campo energético de carga continua, que nos une al campo ilimitado de todo el universo.