El corazón es un lugar maravilloso, el guardián de todos tus sueños, deseos, esperanzas y anhelos. El corazón es tu protector y guía y el poseedor de tu propia llama sagrada.
No importa dónde nos encontremos en esta vida, o qué papel hayamos adoptado como misión en nuestra vida, siempre debemos honrar la llamada de nuestro corazón. Su GPS incorporado nunca nos desviará. La invitación del corazón es siempre una que nos guía hacia nuestro mayor propósito a través del amor a lo Divino, el amor a la vida, el amor a uno mismo, el amor a los demás y el amor al servicio.
Hay momentos en la vida en los que el corazón nos llama a hacer un sacrificio para llevar a cabo un sueño o una misión especial. Pero el mundo acelerado en el que vivimos proporciona poco tiempo o espacio para la calma necesaria para escuchar la llamada, a veces débil, del corazón. Por eso debemos apartar tiempo de los demás para honrar el compromiso del alma. Es tan necesario como el del estudiante de medicina en la preparación para convertirse en un gran cirujano.
Para que un árbol crezca, primero hay que plantar una semilla, lo que requiere retirarse a la quietud del bosque o del jardín, romper la tierra y anidar cuidadosamente una plántula en el corazón de la madre tierra. Del mismo modo, para superar las muchas distracciones de nuestros mundos, debemos crear el tiempo y el espacio para sintonizar con la canción de nuestro corazón.
Al hacerlo, estamos honrando a nuestro corazón, lo que requiere una práctica constante, empezando con pasos de bebé. Con el tiempo, podemos cultivar una práctica espiritual de escuchar al corazón con pasos mucho más grandes, y luego con pasos audaces y gigantes.
Mahatma Gandhi, el gran activista y humanitario, dijo una vez que la oración, independientemente de la religión o el camino espiritual de cada uno, purifica el corazón. Gandhi cultivó una profunda quietud en su propia vida dedicando tiempo a escuchar su corazón mediante la práctica diaria de la meditación.
La vida de Gandhi acabó sirviendo de inspiración a otros muchos grandes líderes, como Martin Luther King Jr. y Nelson Mandela, entre otros. Muchos de sus contemporáneos consideraban a Gandhi un hombre muy humilde que eligió una vida sencilla, aunque su educación y su posición social dictaban lo contrario. La práctica constante de Gandhi de sintonizar con el canto de su corazón es un testimonio de la capacidad de la voz interior para servir de guía que proporciona recursos ilimitados para dirigir el camino y la misión de la vida.
Siga el ejemplo de Ghandi y dedique tiempo a la quietud y a los momentos de soledad en su propia vida, porque esto le conducirá a su vocación más elevada y a su ser más fenomenal. Además, nunca sabrás el impacto que puede tener tu contribución al mundo hasta que te tomes el tiempo para honrar tu corazón, tal y como hizo el Mahatma.