Todos hemos pasado por momentos en los que parece que nada va a mejorar, como si el mundo no estuviera hecho para nosotros, como si el dolor que llevamos fuera demasiado para soportar. Salir de ese lugar no es fácil, pero es posible; solo necesitas un pequeño impulso para empezar.
Existen prácticas pequeñas y constructivas que te ayudarán a recordar que este es solo un momento en el tiempo, y al igual que todos los anteriores, superarás este también.
Puedes encontrar paz en esta vida; solo necesitas un poco de ayuda para comenzar.
1. Escribe una carta que nunca enviarás
A veces, lo que más pesa en nosotros son las palabras no dichas, las discusiones que evitamos, los sentimientos que reprimimos. El arrepentimiento puede ser una carga poderosa si permitimos que nos consuma.
Escribir una carta, aunque no planees enviarla, puede ayudarte a procesar esas emociones que quedaron atrapadas tras una discusión o situación difícil. Siéntate con papel y bolígrafo, o frente a un documento en blanco, y deja que todo fluya. Sé honesto y espontáneo. No busques perfección; busca expresión. Al terminar, puedes conservarla, romperla o eliminarla. Te sorprenderá lo liberador que puede ser.
2. Crea algo solo para ti
El arte puede ser una herramienta terapéutica poderosa, pero muchas veces nos enfocamos tanto en que lo que hacemos sea “perfecto” que olvidamos el propósito de sanación y liberación.
Prueba dibujar, pintar, escribir poesía o hacer un collage, pero no te obsesiones con el resultado. Deja que sea algo libre, sin presión. Incluso una página llena de garabatos puede ser una forma saludable de liberar tus emociones.
3. Date un “baño de bosque”
Inspirado en el Shinrin-yoku japonés, un “baño de bosque” consiste en sumergirte en la naturaleza para encontrar calma y claridad. Si no tienes un bosque cerca, un parque o incluso un balcón puede servir.
Cierra los ojos, siente el viento, escucha los sonidos a tu alrededor y permítete conectar con el entorno natural. Observa los colores, los olores y las texturas de la naturaleza. Este momento de conexión puede ser profundamente tranquilizador, incluso en los momentos más difíciles.
4. Cuida algo vivo
Cuidar de una planta, alimentar a los pájaros o jugar con una mascota puede ser increíblemente sanador. Si no tienes mascotas o plantas, puedes plantar semillas o iniciar un pequeño jardín de hierbas.
Cuidar de algo vivo te recuerda la importancia de la paciencia y el cuidado, no solo hacia los demás, sino también hacia ti mismo. Ver cómo algo crece gracias a tu atención puede inspirarte esperanza y reafirmar que, si puedes cuidar de otros, también puedes cuidarte a ti mismo.
5. Reorganiza un espacio pequeño
A veces, sanar comienza con un pequeño cambio en nuestro entorno físico. Sin embargo, la idea de limpiar toda la casa puede ser abrumadora, especialmente cuando enfrentamos problemas de salud mental.
Elige un área pequeña, como un estante, un rincón de una habitación o tu mesa de noche, y reorganízala. Abordar un espacio a la vez puede ser más manejable y gratificante. Ver un lugar ordenado puede darte una sensación de logro y motivarte a seguir adelante.
Levántate
Cuando estamos en nuestros momentos más oscuros, puede ser difícil hacer algo. Perdemos motivación y nos sentimos atrapados en un espiral descendente. Por eso es importante empezar con pequeños pasos.
Cualquiera de estas acciones puede ayudarte a liberar parte del peso que llevas. Escribe una carta, sal a tomar aire fresco, reorganiza un pequeño espacio… Cualquier momento de alivio, por pequeño que sea, puede marcar la diferencia. Permítete esos instantes de respiro, y deja que te impulsen hacia algo más grande, hasta que estés construyendo algo maravilloso y saliendo de la niebla.