Permítenos decirte que un despertar espiritual no es necesariamente un momento divertido. Es una época de confusión y dificultades que puede ser bastante solitaria y alienante. No temas, este tiempo es en realidad crucial en tu crecimiento. Es la clave para el autoconocimiento, que es el primer paso hacia la iluminación. Si puedes superar esta fase, encontrarás el poder dentro de ti para superar cualquier cosa.
Estos son los signos de que te estás elevando a un estado superior de conciencia, o en otras palabras, experimentando un despertar espiritual.
Notar tus patrones
Muchos de nosotros vamos por la vida en piloto automático. Nos levantamos, vamos al trabajo, volvemos a casa, vemos la televisión, dormimos y volvemos a hacerlo todo. Cuando nos tomamos un momento para preguntar realmente “¿qué estoy haciendo?” “¿por qué estoy aquí?” o incluso “¿por qué lo estoy haciendo así?” empezamos a tomar nota de nuestros patrones, incluidos los hábitos que no nos están sirviendo realmente.
El primer paso para “despertar” es ser conscientes de lo que estamos haciendo en el momento presente para poder despertar el impulso de cambiarlo. Puedes darte cuenta de que necesitas mudarte o cambiar de trabajo, por ejemplo, y finalmente, tener el valor de hacerlo.
Sentirse alejado de las cosas y las personas
Puede que te sientas abrumado y confundido, casi como si todo lo que habías dado por sentado y asumido como cierto en la vida fuera todo mentira.
Un despertar espiritual puede sentirse como si estuvieras desconectado y alejado de las cosas y las personas que solías amar. Sólo está haciendo espacio para que descubras si realmente los amas, o si simplemente eran cómodos.
Confiar más en la empatía y la intuición
Hasta este punto, es posible que hayas estado oyendo lo que los demás decían sin escuchar realmente. Había demasiado ruido para notar el sentimiento o la intención detrás de sus palabras o acciones. Un despertar espiritual te permite acceder a nuevos niveles de inteligencia emocional.
Te sientes más en sintonía con tus propias emociones, lo que a su vez te permite captar las de los demás. La empatía puede ser un superpoder que te permite leer a los demás sin que ellos tengan que decírtelo.
Sentirse atraído por la naturaleza
Nos sentimos atraídos por la belleza de la naturaleza. Te distraes fácilmente cuando paseas al aire libre mirando los pájaros. De hecho, casi sientes que la naturaleza te llama.
Te sientes más en paz con la brisa de los árboles porque eso te permite ver el panorama general. Por fin empiezas a darte cuenta de que el mundo es mucho más grande que tú y yo y que cada uno de tus movimientos tiene un efecto mariposa en todos los que te rodean.
Sentimiento de responsabilidad hacia la comunidad
Puede que tengas una connotación negativa asociada a la palabra “responsabilidad”, así que piensa en ella más bien como un sentimiento de conexión con tu entorno, a nivel espiritual y personal. No puedes evitar querer mejorar tu entorno.
Puede que de repente sientas una llamada al voluntariado o a las donaciones. Tal vez hayas decidido cambiar tu dieta para incorporar menos productos animales. Todo esto habla de manera diferente para cada persona, pero todo conduce a un cambio de mentalidad de “yo” a una mentalidad de dar.
Experimentar una gran pérdida
Pregúntate si has experimentado una crisis vital recientemente. El mayor regalo de una pérdida es llevarte a un punto tan bajo que tienes que cuestionar toda tu realidad. Cuando todo tu mundo cambia, no tienes más remedio que salir de él como una persona nueva.
Cada crisis de la vida, como una ruptura o una vida importante, el cambio te da una pizarra en blanco o la oportunidad de despertar y empezar de nuevo.
Dejar ir los apegos
Todos tenemos apegos. Por eso terminamos en relaciones codependientes o desarrollamos adicciones. Los apegos son también las formas en que nos definimos a nosotros mismos como a través del coche que conducimos, la ropa que llevamos o las personas de las que nos rodeamos.
Cada apego nos dibuja una etiqueta. Al soltar los apegos empezamos a llegar a las raíces de lo que realmente somos. Es como mirarse al espejo para ver si realmente nos gustamos.
Notar la Sincronía
Los despertares espirituales no son del todo malos. Simplemente empiezan con fuerza a empujarte fuera de tu caja. A medida que despiertas, empiezas a notar el mundo que te rodea y el universo te devuelve la atención.
A medida que tu intuición crece, captas detalles que de otro modo habrías pasado por alto, como que el reloj señala el número 3 cada vez que lo miras, al igual que tu vecino te llama tres veces y tu amigo menciona que el 3 es su número de la suerte. Esto es sólo un ejemplo del tipo de coincidencias que empiezan a apuntar a tu iluminación.