El Instituto Nacional de Salud Mental cita la friolera de 3,2 millones de niños que sufren depresión, y si lo pensamos bien, son demasiados. Se supone que la infancia es una época de autodescubrimiento, emoción y alegría, así que ¿qué pasa?
En un artículo muy interesante, Peter Gray, profesor de investigación, repasa lo que se conoce como teoría de la autodeterminación (TAD). La SDT fue creada por Richard Ryan y Edward Deci hace unos 30 años, y según esta teoría, vivimos mejor y más satisfactoriamente cuando somos capaces de vivir nuestras vidas de forma auténtica.
Otro aspecto de esta teoría es la teoría de las necesidades psicológicas básicas, que afirma que tenemos tres necesidades primarias:
- Autonomía: la capacidad de elegir nuestro propio camino.
- Competencia: la capacidad de crecer y hacerse fuerte en ese camino.
- Relación: la capacidad de recibir apoyo en nuestro camino.
Sostiene que cuando se nos priva de estas tres cosas, el subproducto natural es la depresión. Además, afirma que los niños están privados de estas tres cosas.
Privación de autonomía
La autonomía es la capacidad de probar cosas diferentes y de encontrar su propia vocación. Aunque algunos niños pueden prosperar académicamente, doctorarse en campos académicos no es para todos. Algunos niños prosperarían más si tuvieran más espacio para descubrir en qué son buenos. Sin embargo, con un enfoque masivo en las pruebas estandarizadas, el rendimiento académico y las actividades extracurriculares elegidas y dirigidas por los adultos, hay poco espacio para eso.
Privación de competencias
Como he dicho antes, no todo el mundo va a ser bueno en lo académico. Así son las cosas. E incluso los niños que lo son, se sienten perdidos en una cáscara vacía de lo que se sienten dirigidos a hacer en el sistema escolar moderno. A su vez, la mayoría de los niños no llegan a experimentar la sensación de competencia, porque están enterrados bajo la presión de rendir.
Privación de relación
Otro subproducto del mundo moderno y de la concentración masiva en la escolarización estándar es que los niños están constantemente vigilados por los adultos. Se les presiona para que pasen más horas en la escuela, más horas haciendo los deberes y el poco tiempo libre que tienen lo llenan con actividades elegidas por ellos y dirigidas por los adultos. La vida es tan ajetreada que muchas familias ya ni siquiera cenan juntas.
Gray tiene una solución para esto. Dice que es hora de que los padres, los abuelos, los profesores, los responsables de la política educativa, los entrenadores y los políticos se levanten para aumentar estas tres cosas para los niños.
En la actualidad, la “cura” de la depresión no trata la raíz del problema, sino sólo los síntomas. Si fuéramos capaces de atacar este problema en la raíz de la causa, los niños podrían llevar vidas más productivas y felices. Nos pregunta “¿Qué podrías hacer para ayudar a cambiar algunas de estas cosas?”.
Y creo que es una pregunta muy importante.