Ah, la ansiedad. Una de las únicas cosas que puede ser nuestra compañera más cercana y nuestra mayor némesis al mismo tiempo.
Para muchos de nosotros, la ansiedad se ha convertido en un elemento bastante común en nuestra vida diaria. Lo que empezó siendo una forma de la naturaleza de alertarnos de posibles peligros se ha convertido en un generador de escenarios “qué pasaría si” y en una voz interior de vaso medio vacío.
Pero en el fondo, la ansiedad sigue estando diseñada para ser un radar beneficioso que nos evite daños. Entonces, ¿cómo la recuperamos? ¿Cómo podemos redescubrir sus orígenes saludables?
Pues bien, a lo largo de los años han surgido cada vez más investigaciones que demuestran la eficacia terapéutica de ponerle nombre a nuestra ansiedad. En otras palabras, podemos validar nuestras emociones poniéndolas en palabras.
También nos gustaría proponer un enfoque ligeramente diferente: Asigne un nombre a su ansiedad. Sí, ¡así es! Nora la Entrometida, Ned el Mordedor, Stacy la Alarma. Las posibilidades aliterativas son infinitas.
Permítanos mostrarle lo que queremos decir. Aquí tienes cinco beneficios de ponerle nombre a tu ansiedad.
Aprendes a valorar tus pensamientos.
En su forma más útil, la ansiedad está ahí para despertar tu subconsciente y alertarte de las cosas que te preocupan o a las que debes prestar atención.
Como ejercicio, vamos a referirnos a tu ansiedad como “ella”. Es una criatura muy bien intencionada. No quiere estresarte; sólo intenta protegerte. Reconócela, siéntete agradecido de que tu mente funcione como debe, y luego trata de encontrar alternativas saludables a su forma de afrontar las cosas.
Si tratamos de luchar contra ella, sólo nos provocamos ansiedad por nuestra ansiedad, ¡y nadie quiere eso!
Te separas de tus miedos.
Cuanto más exagerado y específico hagas tu personaje perturbado, mejor. Cuanto más conozcas a esta “persona” o “entidad”, más podrás llegar a entender sus esquemas y empezar a volcarlos hacia lo positivo, sobre todo cuando se trata de cosas que están fuera de tu control.
Si Wanda la Preocupante no puede arreglar el problema por mucho que lo intente, recuérdale esto antes de que empiece y utiliza proactivamente esa energía extra para imaginar resultados positivos.
Ganas perspectiva.
Cuando puedes separarte de los pensamientos de tu ansiedad, puedes permitirte analizarlos mejor desde la perspectiva de un tercero.
Por ejemplo, digamos que has enviado un mensaje de texto a tu pareja y no has recibido respuesta después de unas horas. Tu ansiedad podría empezar a tener pensamientos como: “Ya debería haber respondido. Algo debe estar muy mal”.
Pero cuando nos separamos de esos pensamientos, podemos tener una visión de pájaro de la situación y pensar: “¿Es ésta la perspectiva más racional? ¿O es más probable que simplemente estén en una llamada o hayan puesto el teléfono en silencio para hacer algo de trabajo?”
Aligera el ambiente.
Aunque la ansiedad en sí misma no es algo a lo que dar importancia, puedes utilizar la risa como herramienta para combatir algunos de los síntomas.
Cuando puedes mirar a Nosy Noris directamente a los ojos y ver que sólo está siendo el mismo vecino entrometido de siempre, puedes aliviar un poco el estrés y la pesadez de ese momento y tal vez incluso sacarles un pequeño provecho a las reacciones exageradas de Nosy Noris. Los estudios demuestran que cuanto más puedas iniciar la risa en el momento, menos control tendrá tu ansiedad sobre ti.
Puedes elegir alternativas positivas
Primero, empieza por asignar todos tus pensamientos más ansiosos a tu alter ego estresado. Pensamientos como “Nunca me va a perdonar” o “Me van a despedir” pueden ser retirados de tu plato y transferidos al de Noisy Nona.
Ahora que esos pensamientos ya no son tu responsabilidad, puedes sustituirlos por pensamientos constructivos y beneficiosos (y probablemente más realistas) como: “Esto parece un gran problema ahora, pero mejorará en unos días” o “Saben que soy un gran trabajador y que lo haré mejor la próxima vez”.
Si la ansiedad es una lucha constante para ti, ¡prueba este consejo para nombrar! Aunque sólo sea por eso, te recordará que tus luchas no te definen.