Cuando éramos bebés aprendimos a caminar por nuestra cuenta. Puede que tuviéramos alguna guía y apoyo de nuestros padres o cuidadores, para protegernos de las caídas, pero al final lo dominamos por nuestra cuenta. Y una vez que aprendimos a caminar, con el tiempo pudimos avanzar hacia la carrera, el salto, los saltos, etc.
Del mismo modo, debemos aprender a tomar las principales decisiones de la vida por nosotros mismos. Podemos recibir orientación y apoyo en el camino de otros, incluido el Espíritu, pero al final, debemos dominar nuestras decisiones vitales por nosotros mismos.
Uno de los principales retos a los que nos enfrentamos en la vida es cómo elegimos gestionar el estrés y las dificultades en nuestra vida. El estrés es un hecho. Los contratiempos ocurren. Superar la adversidad forma parte de nuestro viaje en esta vida. Nadie puede vivir una vida totalmente pacífica y fácil de felicidad serena, sin tener que lidiar con algo de drama y caos de vez en cuando.
Pero elegimos diferentes maneras de afrontar los retos diarios de la vida. Algunas personas eligen llevar un estilo de vida saludable y edificante, además de practicar la espiritualidad, mientras que otras, lamentablemente, optan por formas destructivas de “enfrentarse”, como el abuso de sustancias, diversas formas de adicción y comportamientos de autosabotaje, que sólo sirven para empeorar sus problemas.
En lo que respecta a la espiritualidad, cada uno debe elegir su propio camino. Normalmente, lo que funciona mejor para uno personalmente es, en última instancia, el mejor camino a seguir. Pero algunos eligen no tener ningún sistema de creencias. Una cosa que he aprendido en esta vida es que la espiritualidad es esencial.
No tienes que ir solo. Hay una gran fuerza, una poderosa presencia conocida como Dios, Fuente, Universo, Espíritu, lo Divino que nos guía y protege. Todo lo que debemos hacer es pedirlo.
Otra importante lección de vida que he aprendido es que nadie puede saber realmente por lo que estás pasando personalmente, excepto tú mismo. Los demás tendrán sus ideas y opiniones sobre quién eres y por lo que puedes estar pasando, pero nada de eso importa realmente.
Lo que realmente importa es que seas consciente de ti mismo y tengas el control de tu propia vida. Puedes elegir la dirección que tomarás en esta vida. No cedas este poder a otros.
Sí, a veces puede ser absolutamente difícil: emocional, mental, física y espiritualmente. Pero no tienes que ir solo. No tienes que hacerlo. Desde que llegaste a esta estancia, a esta vida, a esta encarnación, ha habido ayuda a mano. Sólo hay que pedirla. Sólo tienes que entrar en ese espacio tranquilo de tu interior y pedir que te guíe aquello que consideras más grande que tú.
Si pedimos, el Espíritu siempre nos guiará hacia una vida satisfecha y pacífica. Me parece que las personas que tienen alguna forma de práctica espiritual tienden a manejar mejor sus vidas y parecen tener las cosas más claras.
Tenemos libre albedrío para elegir o no elegir. Tenemos la libertad de perseguir lo que nos trae alegría, felicidad y plenitud. Tomamos decisiones todos los días y es vital que busquemos orientación para ayudarnos a elegir lo que servirá a nuestro bien más elevado.
La guía espiritual es esencial. No querría seguir mi vida sin ella. Me ayuda a ver con claridad y a hacer las mejores elecciones, consciente de que cada decisión afectará a mi futuro.
Cuando dimos nuestros primeros pasos, había manos que nos guiaban y protegían. Ahora esas manos son las manos invisibles del Espíritu, de Dios, de la Divinidad. Depende de nosotros pedir esta guía. Porque cuando lo hacemos, es menos probable que tropecemos y caigamos.