La manera en que te tratas a ti mismo tiene un impacto en muchas otras áreas de tu vida. Cuando eres cruel contigo mismo o no te das el amor que necesitas, al final eso pinta tu mundo de gris, dejándote menos motivado para intentar encontrar la luz nuevamente.
El problema es que es difícil saber cuándo estamos en ese agujero, ya que simplemente nos acostumbramos a ello. ¿Cómo saber cuándo ha llegado demasiado lejos?
No deberíamos tener que enfermarnos para obtener lo que queremos en la vida. Afortunadamente, existe una forma mucho más fácil y efectiva de hacer realidad tus sueños más salvajes.
Mírate al espejo
A veces, la manera en que nos tratamos a nosotros mismos revela más de lo que creemos. Ciertos hábitos pueden señalar que no estamos priorizando el amor propio de la manera en que deberíamos, descuidando nuestro propio cuidado y dejando que nuestra salud mental caiga por el camino. Cuando ignoramos nuestras propias necesidades, incluso en pequeñas cosas, fácilmente se convierte en un patrón que va desgastando nuestra mente. Con el tiempo, puede impactar negativamente en cómo nos sentimos, pensamos y enfrentamos la vida.
Aquí hay algunos hábitos que podrías tener y que sugieren que no te estás dando el amor y la atención que mereces.
- Ignorar las necesidades básicas de confort
¿Alguna vez has pasado horas con ropa incómoda, saltado comidas o evitado ir al baño solo porque estabas demasiado ocupado o sentías que no valía la pena? Estos pequeños actos de negligencia pueden acumularse y hacerle daño a tu salud mental. Pueden parecer triviales, pero a menudo reflejan una creencia más profunda de que tus necesidades vienen en segundo lugar o no son una prioridad en absoluto.
Amarte a ti mismo significa escuchar a tu cuerpo y honrar sus señales. Debes reconocer que el confort y el cuidado no son lujos ni algo que tengas que ganar; son necesidades.
- Decir “sí” cuando quieres decir “no”
¿Aceptas planes, favores o tareas por culpa o miedo a decepcionar a los demás, incluso cuando realmente no quieres? Aunque ser útil y considerado es algo bueno, y todos queremos estar para nuestros seres queridos, poner constantemente las necesidades de los demás antes que las tuyas solo te desgasta.
Cuando habitualmente dices “sí” a cosas que te incomodan, es una señal de que podrías estar priorizando la validación externa sobre el respeto hacia ti mismo. Amarte a ti mismo significa establecer límites y entender que un “no” hacia los demás es a menudo un “sí” hacia ti mismo.
- Sobrecargar tu plato sin hacer una pausa
Llenar cada hora de tu día con tareas, asumir más responsabilidades cada vez que te lo piden y nunca hacer tiempo para ti mismo entre todo eso puede ser una forma de evasión. Tal vez pienses que estás siendo productivo, pero en realidad solo te estás distrayendo de sentimientos más profundos y, a menudo, más preocupantes.
Cuando no dejas espacio para respirar, relajarte o reflexionar, te estás negando la oportunidad de descansar. Darse amor a uno mismo incluye honrar tus límites y permitirte tiempo para simplemente ser, no solo hacer.
- Restar importancia a tus logros
Desestimar los cumplidos o sentir vergüenza por compartir tus éxitos puede parecer humildad, pero también apunta a una falta de autoaprecio. Si te encuentras minimizando tus esfuerzos o asumiendo que tus logros no son gran cosa, vale la pena preguntarse por qué. Si tu amigo lograra lo mismo, seguramente lo celebrarías, ¿verdad?
Reconocer tus victorias, por pequeñas que sean, es una forma de respeto hacia ti mismo. Te recuerda que eres capaz, valioso y mereces estar orgulloso de ti, ¡solo por ser quien eres!
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- Pedir disculpas por todo
¿Te encuentras diciendo “perdón” por cosas que realmente no necesitan una disculpa? Ya sea disculpándote por hacer una pregunta, ocupar espacio o simplemente existir, pedir disculpas en exceso es una señal muy común de falta de autoestima. Asumes que todo lo que haces está mal de alguna manera y, eventualmente, ese espacio mental te impedirá intentar cosas nuevas.
Todos cometemos errores a veces, y todos sentimos la necesidad de disculparnos por pequeñas cosas. No es el acto de disculparse lo que está mal; es el instinto de pensar que siempre debes pedir perdón por todo lo que haces.
- Descuidar las pequeñas alegrías
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo simplemente porque te hizo feliz? Saltarte tus hobbies favoritos, renunciar a pequeños placeres o ignorar oportunidades de diversión pueden ser señales de que estás atrapado en un ciclo de “deberías” y “tienes que”. Sientes que no hay espacio para el placer cuando la vida parece una interminable lista de tareas. Pero romper ese ciclo comienza permitiéndote abrazar lo que te trae alegría, sin importar lo simple que sea.
El amor propio crece en las pequeñas alegrías, ya sea tomando una taza de té en paz, viendo un atardecer o bailando tu canción favorita. Estos momentos están destinados a recordarte que tu felicidad importa y que la vida no solo se trata de tachar pendientes.
- Hablarte duramente a ti mismo
La forma en que te hablas a ti mismo es importante. ¿Te criticas por tus errores, te llamas nombres o esperas la perfección de ti mismo todo el tiempo? Tu diálogo interno es uno de los indicadores más claros de cuánto amor te estás dando, lo que hace fácil saber cuándo las cosas no van bien.
Si tus palabras hacia ti son más duras de lo que serían con un ser querido, algo ha ido mal. Aprender a recuperar ese amor por ti mismo, esa capacidad de perdonarte, abrirá tu mundo y lo convertirá en un lugar mucho más suave para estar.
Encontrando tu esperanza
Darte el amor y cuidado que mereces no siempre es fácil, pero siempre vale la pena. Estos pequeños hábitos son solo puntos de partida, cosas que considerar mientras comienzas a deconstruir la manera en que te ves a ti mismo y lo que te hizo adoptar esa visión. Todos tenemos el poder de desaprender el dolor que hemos adoptado y vernos a nosotros mismos por todo lo bueno que somos.
Al final del día, vales cada pedazo de amabilidad que das a los demás y mucho más.