Como padres, pasaremos gran parte de nuestro tiempo intentando averiguar cómo preparar a nuestros hijos para una vida estupenda. Están las necesidades más obvias, como la comida, el agua y el ejercicio, pero ¿qué hay de las necesidades más profundas que convertirán a nuestros hijos en sus mejores y más felices seres?
Cuando se trata de las necesidades de tus hijos, necesitan mucho más que un descanso de calidad y una buena alimentación. Esas cosas son un buen comienzo, pero tu hijo también tiene necesidades sociales y emocionales. Y si quieres que tu hijo no sólo sobreviva, sino que prospere, tienes que atender todas sus necesidades de forma integral. En este artículo, exploraremos todas las necesidades de tu hijo, para que puedas asegurarte de que sea feliz, sano y tenga éxito en la vida.
Tiempo de calidad.
Pasar tiempo de calidad con tu hijo es de suma importancia. Cuando decimos tiempo de calidad, significa que no hay teléfonos, ni interrupciones, sino que usted y su hijo se comunican, se ponen al día y comparten momentos preciosos. Esto es muy importante porque estos momentos son los que preparan a tu hijo para el éxito en todas las áreas de su vida.
Constancia.
Los niños se desenvuelven mejor cuando saben qué esperar. Piénsalo: sus vidas ya están casi fuera de su control. Se sienten impotentes, y saber qué esperar les da una sensación de control. Cuando no hay estructura ni consistencia, se añade mucho caos a sus mundos. Los niños prosperan con la estructura porque les enseña a gestionar el tiempo, les establece hábitos saludables y también les asegura un descanso adecuado.
Seguridad.
Tus hijos necesitan sentirse seguros y como si no tuvieran que preocuparse por la satisfacción de sus necesidades básicas. Si no se satisfacen sus necesidades en sus años de formación, puede haber consecuencias que duren toda su vida.
El afecto.
Como seres humanos, estamos construidos físicamente para necesitar afecto. El contacto físico no sólo mejora el sueño de tu hijo, sino que también favorece el desarrollo del cerebro. Los niños a los que se hizo un seguimiento desde la infancia hasta la edad adulta y que tenían madres afectuosas estaban menos ansiosos, emocionalmente angustiados y eran menos propensos a ser hostiles.
Apoyo emocional/coaching.
Los niños no nacen con la capacidad de expresar y gestionar sus emociones. Dependen de nosotros para que les ayudemos a hacerlo. La forma más eficaz de hacerlo es centrarse menos en castigarles cuando se comportan debido a sus emociones complejas, y centrarse más en mostrarles cómo expresarse de forma saludable.
Disciplina.
Disciplinar no significa castigar. La disciplina consiste en enseñar a tu hijo la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal, y eso no se hace con castigos. Eso se hace trabajando con tu hijo y ayudándole a entender las consecuencias de sus actos con sentido común y empatía.
El cuidado de la salud.
La atención sanitaria es importante porque si no se atienden las necesidades de salud de tu hijo, nada más va a importar. Si tu hijo tiene sus necesidades de salud atendidas, tendrá una mejor salud física y emocional.
Buenos modelos de conducta.
Los niños se comportan de acuerdo con las personas que les rodean, tanto si lo pretenden como si no. Puede que le digas a tu hijo que haga lo que le digas, pero él te va a observar y va a adoptar tus hábitos y los de las personas que le rodean. Asegúrate de que tienes buenos modelos de conducta que puedan servir de ejemplo de respeto, responsabilidad, compasión, empatía e integridad para tu hijo.