Mis queridos amigos…
Recuerdo que unos días después de que Comunión con Dios —un libro escrito enteramente desde el punto de vista de Dios en primera persona— llegara a las librerías, los reporteros comenzaron a llamarme para entrevistas, y muchos de ellos empezaban con la misma pregunta:
¿Cómo puedes afirmar que hablas en la voz de primera persona de Dios? ¿No es eso un poco presuntuoso?
Es una pregunta justa. Aunque no soy la primera persona en haber producido un libro así (de hecho, estoy lejos de serlo), las mentes inquisitivas aún quieren saber: ¿cómo puedo yo —o cualquiera, para el caso— atreverme a poner palabras en la boca de Dios de esta manera?
Lo primero que respondo cuando me hacen esta pregunta es que no estoy poniendo palabras en la boca de Dios. Dios está poniendo palabras en la mía.
Además, Dios está haciendo lo mismo con todos nosotros. No soy la única persona en el planeta que habla las palabras de Dios. Todos estamos en comunión con Dios todo el tiempo.
- Si alguna vez has hablado de amor a otra persona, has hablado en la voz de primera persona de Dios.
- Si alguna vez has hablado de compasión a una persona que necesita compasión, has hablado en la voz de primera persona de Dios.
- Si alguna vez has hablado de perdón a una persona que busca perdón (o incluso a una que no lo busca —tal vez especialmente a una que no lo busca), has hablado en la voz de primera persona de Dios.
- Si alguna vez has defendido la equidad, pedido justicia, suplicado por la paz, recomendado misericordia o propuesto una solución en la que todos ganen a alguien, has hablado en la voz de primera persona de Dios.
- Si alguna vez has consolado o confortado, has hablado en la voz de primera persona de Dios.
- Si alguna vez has animado o motivado, has hablado en la voz de primera persona de Dios.
- Si alguna vez has elevado o felicitado, has hablado en la voz de primera persona de Dios.
- Si alguna vez has renovado la fe de otro (especialmente en sí mismos), restaurado la esperanza de otro, revivido el sueño de otro, has hablado en la voz de primera persona de Dios.
- Si alguna vez has respetado la verdad de otro, resuelto la duda de otro, eliminado el miedo de otro, recordado la bondad de otro, recitado los atributos de otro, reducido la aprensión de otro, aliviado la mente de otro, revivido el dolor de otro o permanecido amigo de otro, has hablado en la voz de primera persona de Dios.
No es difícil hablar en la voz de primera persona de Dios. Es más difícil no hacerlo. Tienes que salirte mucho de quién eres realmente.
Cuando dejas que Dios ponga palabras en tu boca, siempre hablas la verdad, siempre hablas con sensibilidad y conciencia, siempre hablas de formas de resolver, no de a quién culpar.
Siempre hablas tu mente, pero siempre hablas desde el corazón, y siempre hablas con la gentileza de tu alma.
Cada momento es un momento de comunión con Dios, y podemos experimentarlo como tal si realmente lo deseamos. Esa es la gran promesa de Dios, y esa es la mayor experiencia en la vida.
Con puro amor,
Neale