
En este noveno año universal, un viaje transformador como ningún otro, muchos de ustedes están concluyendo ciclos personales, abrazando sus nuevos seres, y permitiéndose ser guiados por su sabiduría interior, su divinidad y sus diseños. Esto a menudo implica dejar atrás quienes solían ser y el equipaje que arrastran consigo, aunque sé que es un desafío.
Lo que elegimos hacer con lo que percibimos como caos interno determina el rumbo que tomamos. Al abrazar el dolor, permitiéndole revelar la herida original y sanarla, nos damos cuenta de nuestra libertad; después de todo, somos nosotros quienes nos hemos encarcelado.
Chiron en Aries, “retrogradando” a finales del mes, apoya este período de reclusión y expansión interior, recordándonos que volvamos hacia dentro, donde reside la verdad. Allí, sin juicios, culpas ni programas humanos, podemos presenciar quiénes somos, con quién deseamos continuar el camino y cómo. Chiron nos recuerda realinear, reclamar nuestra fuerza interior, nuestro poder y fortaleza divinos, para convertirnos en los únicos líderes de nuestras vidas: ser energéticamente, mentalmente y emocionalmente libres y soberanos, teniendo la valentía de hacer aquello que, en lo profundo, sabemos que estamos destinados a hacer.
Venus en Cáncer, también a finales de julio, será una aliada para recordar la importancia del autocuidado y el nutrimento, sumergiéndonos en nuestras emociones y sanando nuestros cuerpos femenino y emocional de todo lo que ahora liberamos. No es fácil dejar atrás una vida antigua; es un proceso que requiere tiempo, devoción para seguir eligiendo soltar y fortaleza emocional.
En este año, muchos estamos siendo renacidos, gradualmente, sin prisa pero sin pausa. Es hora de concluir, reconstruir y sembrar una nueva vida en unidad, paz y armonía con nuestros nuevos seres y sus decisiones.
Durante este tránsito, que comenzamos el 7/7 y continuará hasta los eclipses, estamos inmersos en un baile constante de abrazar y soltar, lo cual será decisivo para aquellos que hayan elegido entrar en una nueva línea temporal. Son tiempos para rendirse, terminar y abrazar la nueva versión que han estado moldeando dentro de sí mismos; es el momento.
Ha llegado el tiempo de cortar lazos con todo aquello que pertenece a nuestro pasado. El pasado es todo lo que escapa al instante presente. Cada vez que revivimos el pasado, contactamos a quienes dejamos atrás o los traemos de vuelta a través de nuestros recuerdos, regresamos a una línea temporal antigua. Lo único que podemos controlar son nuestras mentes. Si tenemos poder, es precisamente el poder de elegir nuevamente; no podemos cambiar el pasado, pero sí podemos elegir diferente.
Este es un año en el que muchos están comenzando a hacer esa elección: la de avanzar hacia un universo nuevo, más iluminado, donde pertenecen y ahora habitan, alineados con su alma y las nuevas dimensiones de luz. Una nueva banda de conciencia y energía en la cual no pueden llevar nada perteneciente a una frecuencia inferior; simplemente no es compatible a nivel cuántico. Están gradualmente cargando sus mentes humanas con verdades superiores, y estas solo pueden integrarse si primero dejamos atrás las antiguas.
Un año en el que están dejando atrás, transfigurando no solo sus chakras tridimensionales sino todo lo que residía en ellos, especialmente los traumas, alojados durante tanto tiempo en su sistema nervioso. El dolor, que consideramos una pérdida, es en realidad nada más que una ganancia, aunque a menudo no lo sepamos; forma parte de esta transición.
Nuestra misión es enfocarnos en las soluciones, en la reprogramación consciente y, sobre todo, en integrar y descender desde nuestra fuente divina: aquello que nos sana, nos ayuda a avanzar y nos recuerda quiénes somos.
Cuando decidimos cerrar un capítulo en nuestras vidas porque hemos aprendido y cumplido ese ciclo, terminando relaciones y soltando todo lo que ya no sirve, ya sea por nuestra propia voluntad o porque el universo a veces nos aleja de donde no debemos estar, nuestro cerebro sabe que se acabó, pero nuestro cuerpo continúa esperando el mismo mensaje antiguo. Por eso sufrimos.
Sigue liberando dopamina al recordar y cortisol cuando aún esperan escuchar de otros o quieren volver al pasado. Los neuronas espejo siguen reproduciendo escenas que ya no existen. El sistema límbico no entiende los finales; solo comprende hábitos. Es por eso que duele, incluso si sabes que se acabó y es para mejor. Su cuerpo también necesita cerrar capítulos antiguos. Dale tiempo, reprograma tu mente para que pueda reiniciarse y regresar al momento presente.
Sobre todo, elígete a ti mismo, ámate incondicionalmente y respeta los tiempos de descanso, rejuvenecimiento y evolución.
Enseña a tu sistema nervioso – aquello que te pone en alerta cuando entiende que hay peligro – que estás sufriendo, que ahora estás seguro. Hazlo una y otra vez hasta lograr una reprogramación completa de todo tu ser: ADN, mente, emociones y cuerpo físico.
No basta con cerrar verbalmente capítulos, relaciones y todo lo demás que deseas dejar atrás. No es suficiente simplemente irse. No es suficiente cortar energéticamente los lazos y hacer decretos. Los hábitos, el dolor y los recuerdos permanecen dentro.
Debes vaciarte para ser llenado de nuevos hábitos, amor, verdad, unidad y paz.
Que así sea para todos ustedes, Queridos. Natalia
Soy Espiritual, guía espiritual y terapeuta holística con años de experiencia en meditación, reiki, astrología y coaching, dedicada a ayudar a las personas a conectar con su esencia, sanar bloqueos emocionales y encontrar propósito. A través de soyespiritual.com, ofrezco herramientas como meditaciones, rituales y reflexiones para inspirar un camino de autoconocimiento, amor y plenitud, recordando a cada individuo que la paz y la alegría están dentro de ellos. Cursos Espirituales para el despertar de la consciencia.