Hay que saber decir adiós a aquellas personas que solo miran el lado negativo de la vida y nos desgastan con sus quejas y pesimismo.
Como seres de energía nos nutrimos de esta y a la vez somos emisores de nuestras propias radiaciones que se traducen en las ganas de trabajar, la disposición para afrontar la vida o el buen trato que damos a nuestros amigos y familiares.
Es en este este intercambio de emociones en cual debemos evitar a aquellas personas que nos desgastan con su pesimismo y emociones fatalistas creando así una atmósfera de energía negativa difícil de sobrellevar, incluso para nosotros mismos.
Esto es algo notorio y que se refleja cuando quedamos exhaustos y desanimados luego de charlar con una persona que prefiere quejarse y ahogarse en su mar de problemas sin una mirada de esperanza en el futuro.
En ese sentido conviene alejarse de este tipo de personas que se les cataloga como seres víricos por su capacidad de contagiar tristeza y pesimismo y a la vez desgastar nuestra energía positiva.
Sin embargo, no es la única clase de energía negativa de la cual debemos alejarnos por nuestra salud mental y física.
La tecnología y la energía negativa
Ahora que vivimos rodeados de tecnología en el hogar, no somos conscientes del microclima de electromagnetismo que se forma al interior de nuestra sala o dormitorio, y de las consecuencias perjudiciales para nuestra salud como el cansancio extremo e insomnio.
Si bien hay consejos prácticos cómo desconectar el wifi por las noches o instalar una lámpara de sal para neutralizar la radiación electromagnética, el tema de fondo tiene que ver con un adecuado diseño del hogar, dando prioridad a la luz natural y ventilación oportuna.
Alejarse de personas tóxicas
El efecto inmediato está al alcance de la mano si es que nos mantenemos alejados de ese tipo de amistades o personas tóxicas.
Y más vale hacerlo en el menor tiempo posible, si tomamos en cuenta lo perjudicial que pueden llegar a ser para nuestra salud mental.
Uno de los primeros efectos que provocan es que nos sintamos culpables de que nos vaya bien en la vida, por el solo hecho de que sabemos las desgracias que les ha tocado vivir.
Ante ello, nuestra primera reacción debe ser de ayuda para solucionar los problemas, en el caso de amigos, pero si estos se convierten en un relato crónico como un callejón sin salida, más vale mantener una distancia.
Incluso ese mismo gesto de alejarse puede ser un shock emocional para iniciar el proceso de cambio. Ya dependerá de la otra persona si decide darse una nueva oportunidad, dejar atrás el pasado y cambiar el enfoque de su vida pese a las dificultades.
Hasta cierto límite existe la obligación de ser solidarios y empáticos con nuestro prójimo en los momentos difíciles, pero también es un mandato y una necesidad la búsqueda de nuestro bienestar y felicidad.
Y para ello no hay mejor estrategia que rodearse de gente positiva y enamorada de la vida, y con los cuales cada encuentro sea un sinónimo de recarga de positivismo para seguir adelante con nuestros proyectos personales.