‘‘Somos lo que comemos’’. Estoy segura de que conoces bien este dicho. Y es que los alimentos que consumimos definen nuestra personalidad y espiritualidad. Cada sustancia cumple un rol en nuestra forma de ser y nuestra manera de vivir.
La ciencia ya ha demostrado en numerosas ocasiones que la alimentación repercute en nuestra salud física y mental, sin embargo, poco se ha hablado de su efecto en nuestro estado espiritual. Durante milenios, la comunidad de los rajputs en India, una casta de guerreros y dirigentes, consumía carne. Mientras que, los Brahmins, una cata dedicada al estudio y la espiritualidad tenía prohibido el consumo de esta, bajo la creencia que afecta a la conciencia.
En los 70, el criminalista Alex G. Schauss, director del Instituto Americano para la Investigación Biosocial, halló ciertos efectos que la dieta producía en el comportamiento de criminales y delincuentes adultos. ¿Cómo? Schauss modificó la dieta de los presos sustituyendo refrescos azucarados, comida basura y café por alimentos integrales, frutas y verduras. Tras este cambio, el investigador comprobó una mejora en el comportamiento de los internos, quienes disminuyeron su agresividad.
¿Cómo se relaciona la nutrición con la espiritualidad?
El consumo de alimentos ultraprocesados afectan nuestra concentración produciendo confusión y cansancio mental, irritabilidad y nerviosismo. En ocasiones puede propiciar comportamientos violentos. Por no mencionar todas las enfermedades físicas que puede desencadenar.
Tengamos en cuenta que para expandir nuestra consciencia, necesitamos tener los pies bien anclados en la tierra. Esto quiere decir, un soporte físico en la tierra que nos dé la energía y la capacidad mental de crear consciencia y alcanzar un nuevo nivel. Sin embargo, si estamos enfermos, distraídos o cansados mentalmente, la espiritualidad se aleja aún más.
Déficit vitamínico y su efecto en la espiritualidad
Nutrientes como el mineral zinc nos ayuda a fortalecer la energía del bazo y estómago, reforzando nuestro sistema inmunitario y dándonos más estabilidad mental para alcanzar meditaciones profundas.
El consumo de alimentos ricos en vitamina B12 puede prevenir estados de depresión, ya que las vitaminas del grupo B como el ácido fólico cumplen un rol fundamental en las funciones cerebrales. Antes de finalizar con este punto, recuerda que el consumo de píldoras o tabaco también podrían originar problemas que vulneran tu energía y tus capacidades.
Toda terapia nutricional no solo actúa en el estado físico, sino también a nivel energético. Es posible mejorar nuestra energía vital a través de los alimentos, mejorando nuestra salud y nuestra predisposición cerebral. Estos dos beneficios nos ayudarán a alcanzar un estado pleno espiritual.
Ten en cuenta que cada vez que consumas un alimento con propósito, estarás reafirmando tu decisión de continuar un proceso de sanación y libertad.