La capacidad de crear conexiones y respuestas novedosas y únicas a los problemas es lo que se entiende por creatividad.
Fomentar la resiliencia, encender la alegría y ofrecer oportunidades de autorrealización son aspectos que nos impulsan como personas.
Un esfuerzo creativo puede ser vasto y motivador, como crear obras de arte impresionantes o desarrollar un negocio de vanguardia. Sin embargo, el pensamiento no tiene que ser original o transformar el mundo para ser considerado creativo.
Los actos cotidianos de innovación y las soluciones únicas son necesarios para la supervivencia; por tanto, la creatividad es una cualidad que prácticamente todo el mundo posee. El rompecabezas de la creatividad tiene muchos componentes, incluida la armonía entre el pensamiento intencional y el juego y la fantasía no planificados.
La biología, la experiencia vital y la personalidad influyen.
Pero aunque no sean conscientes de ello, todo el mundo tiene algún grado de creatividad. Hay muchas pequeñas situaciones en la vida que exigen enfoques nuevos o respuestas inesperadas. Otra persona podría considerar que una decisión que usted da por sentada -como la forma de preparar un huevo revuelto o incluso el camino que recorre para ir al trabajo- es deliciosamente innovadora.
La espiritualidad puede impulsar la creatividad
Nuestras actividades espirituales pueden ayudarnos a ser más creativos y a tener ideas brillantes y originales que parezcan realmente guiadas por la divinidad. Recibir conocimientos que materialicen nuestros pensamientos requiere que visualicemos lo que deseamos manifestar. Por ejemplo, la elección de colores complementarios, la disposición de los muebles y las obras de arte forman parte del diseño de un espacio.
Incluso la elección de un atuendo combinando varias prendas de vestir potencia nuestra creatividad y seguridad en nosotros mismos. Comprender los vínculos que establecemos habitualmente nos ayuda a ser más conscientes. Debemos superar el miedo a que los demás no entiendan o valoren nuestras ideas y empezar a buscar a las personas y las circunstancias que mejor nos permitan florecer.
Mihaly Csikszentmihalyi, uno de los principales estudiosos de la creatividad, afirma que los individuos creativos encarnan la diversidad y muestran patrones de pensamiento y comportamiento distintos a los de los demás. Logran un equilibrio entre la alta actividad y el reposo pacífico, la diversión y la seriedad, la imaginación y la realidad, y el entusiasmo por su trabajo y la imparcialidad.
Esta teoría parece estar respaldada por estudios de neurociencia. Los tres sistemas cerebrales que, en conjunto, crean el pensamiento creativo -la red de mando ejecutivo, la red de sensibilidad y la red de fijación de normas- pueden ser utilizados con mayor eficacia por las personas creativas.
A veces, algunas personas que trabajan en profesiones creativas creen que tienen muy poca o ninguna aptitud creativa. Es innegable que pocas personas son mucho más innovadoras que otras. Por suerte, la creatividad puede aprenderse y desarrollarse a cualquier edad o grado de experiencia.
El universo tiene una forma de inspirarte
La innovación es esencialmente la aplicación hábil de la información de forma novedosa y fascinante, no una especie de talento celestial. Requiere un cambio de hábitos, aventurarse fuera de las zonas de confort tradicionales y centrarse en el aquí y el ahora.
Hacer una pausa después de adquirir nuevos conocimientos -ya sea durmiendo o simplemente distrayéndose- permite a la mente interpretar el material de formas nuevas e inesperadas. Con frecuencia, esto allana el camino para una idea original o un avance.
La meditación, la concentración, la imaginación y la convicción de que contamos con el apoyo de fuerzas espirituales nos permiten acceder a la vasta información que está constantemente a nuestra disposición. Es factible e increíblemente útil saber instintivamente cómo remediar algo en este momento, incluso si no nos han enseñado cómo hacerlo. Muchos artistas afirman que pueden concentrarse en imágenes que sólo han visto en sus sueños o con los ojos cerrados.
Estar al aire libre y contemplar la belleza de la naturaleza, relajarse junto a un arroyo o un río, o disfrutar de la música, parecen ser formas excelentes de inspirar la creatividad.
Podemos construir un vínculo si somos capaces de controlar las influencias externas que oscurecen nuestro pensamiento y nos hacen cuestionarnos a nosotros mismos. Ese vínculo nos permite acceder a nuestras capacidades creativas. Se nos dan los colores, las formas, los sonidos, el lenguaje y la inspiración para crear a través de la audición, la observación, la comprensión y el reconocimiento de la creación, que respeta nuestra espiritualidad.