Hoy en día, muchas personas se sienten abrumadas, enojadas, frustradas o temerosas, especialmente en el entorno de las redes sociales. Lamentablemente, esto a menudo conduce a ataques hacia otros, incluidos individuos inocentes y empresas.
Puede resultar difícil saber cómo manejar toda esta negatividad tóxica. Creo que lo mejor es abordar este tema desde una perspectiva espiritual, metafísica o energética.
La energía, ya sea positiva o negativa, crece cuando la alimentamos. Piensa en una planta: para prosperar, necesita agua, luz solar y nutrientes de la tierra. Si se descuida, se marchita. Este mismo principio se aplica a nuestras interacciones con el mundo: al prestar atención a algo, lo alimentamos con nuestra energía.
Esto es fundamental al enfrentar cualquier tipo de negatividad, tanto en línea como en persona. Para prosperar energéticamente, debemos ser selectivos sobre a quién y a qué dedicamos nuestra atención.
Huna, una antigua tradición espiritual hawaiana, enseña que la energía fluye hacia donde va la atención. Cada vez que elegimos a dónde dirigir nuestra energía, estamos decidiendo activamente qué queremos que crezca en nuestras vidas. Cuando respondemos a la negatividad —ya sea con enojo, defensiva o frustración— terminamos reforzando aquello que queremos evitar. Para mantener la paz y la armonía, Huna aconseja centrarnos en intenciones positivas y energía constructiva.
El impacto de alimentar la negatividad
Cuando damos nuestra atención a ladrones de energía tóxica, permitimos que su negatividad eche raíces en nuestro corazón y mente. Alimentar la negatividad o el drama solo lo fortalece, lo que finalmente afecta nuestro bienestar. Al elegir conscientemente retirar nuestra energía de las influencias negativas y redirigirla hacia áreas positivas y edificantes, creamos un entorno donde la paz y el crecimiento pueden florecer.
“Las personas negativas necesitan drama como el oxígeno. Mantente positivo, les quitarás el aliento.” – Tony Gaskins
Muchas tradiciones espirituales nos enseñan la sabiduría de evitar el drama y la negatividad, destacando la importancia de la paz interior y la protección energética.
- Dar la otra mejilla: Las enseñanzas cristianas, como el consejo de Jesús de “dar la otra mejilla”, subrayan el valor de no responder a la negatividad. Al no reaccionar, evitamos ser arrastrados a ciclos de enojo y resentimiento, protegiendo así nuestra paz interior.
- La Ley del Karma: Los principios hindúes y budistas enseñan que cada acción e intención tiene una consecuencia. Participar en la negatividad perpetúa un ciclo de energía negativa, mientras que mantenerse positivo genera buen karma.
- Desapego del ego: La Teosofía y la Cábala destacan la importancia de superar las emociones inferiores como el enojo y el conflicto, fomentando el desapego del ego para conectarse con la chispa divina dentro de nosotros.
- Desapego de los conflictos externos: Advaita Vedanta enseña la observación sin reacción, promoviendo la paz al ver los conflictos como distracciones temporales.
- Equilibrio a través de la no acción: El Taoísmo promueve la armonía a través del wu wei, o no acción. Engancharse en el drama interrumpe el equilibrio interno, mientras que soltar la resistencia fomenta la claridad mental.
Comprendiendo la negatividad y el comportamiento tóxico
Es un hecho desafortunado que algunas personas disfrutan al ver a otros luchar, ya que esto las hace sentir más empoderadas y menos miserables con sus propias vidas. Estas personas viven en un ciclo perpetuo de negatividad y drama del cual no pueden escapar, y quieren que otros se sientan igual. En muchos casos, su comportamiento es un grito de ayuda. Al insultar, humillar o criticar a otros, en realidad están diciendo: “Me siento asustado, perdido, inseguro, solo, ignorado – por favor, préstame atención”.
Cuando respondemos a estas personas, generalmente solo avivamos las llamas de su toxicidad, reforzando su enfoque negativo. Intentar probar nuestra valía o inocencia frente a alguien determinado a malinterpretarnos es inútil. Su objetivo es atraparnos en un estado reactivo que alimente su aura dañada.
Las formas más poderosas de responder
La respuesta más espiritual y efectiva suele ser simplemente no responder. Permanecer en silencio niega a otros el poder de influir en nuestro estado de ánimo o energía.
Si debes responder, permite que otros aliados te apoyen. Estas personas pueden ofrecer una respuesta más calmada y menos emocional, contrarrestando la negatividad con mensajes positivos y significativos.
Una alternativa compasiva es enviar energía sanadora o rezar por aquellos que exhiben comportamientos tóxicos. Visualízalos rodeados de luz, paz y amor, o simplemente ten un deseo sincero por su sanación y felicidad. Este acto de compasión no justifica su comportamiento, pero reconoce que su negatividad a menudo proviene de su propio dolor e inseguridades.
Mantén tu paz interior
Tu paz interior es más importante que el caos que otros puedan tratar de crear a tu alrededor. Cultiva un estado de equilibrio emocional y enfócate en acciones positivas que eleven tu vibración. Al elegir no reaccionar, demostramos integridad y gracia, cualidades que resuenan con quienes buscan mayor evolución espiritual.
Elegir una conciencia superior
Recuerda, no puedes controlar lo que hacen los demás, pero sí puedes controlar cómo respondes. Al romper el ciclo de reacción y elegir una vida enfocada en el crecimiento, la paz y la bondad, no solo tomas el control de tu energía, sino que también contribuyes al incremento de la conciencia colectiva.
“Vive como un árbol sólido frente al viento, con raíces firmes que sostienen tu paz y equilibrio.”