Se supone que nuestra familia es nuestro lugar seguro. Sin embargo, desafortunadamente, para muchos, ese simplemente no es el caso.
Como niños, nos enfrentamos a varias emociones complejas, y es el trabajo de nuestros padres y nuestras familias para ayudarnos a aprender a hacer frente y gestionar nuestras emociones. Lamentablemente, no todas las familias están a la altura de esta tarea. A su vez, el abandono emocional que experimentamos acaba dejándonos vulnerables e incapaces de entendernos a nosotros mismos.
Aunque a menudo no queramos admitirlo, nuestra infancia nos deja una huella mucho mayor de lo que creemos.
Cuando la mayoría de la gente piensa en el abandono, se imagina a un niño que no tiene cubiertas sus necesidades físicas. Pero hay otra cara de la moneda: el abandono emocional. La negligencia emocional en la infancia se produce cuando nuestros padres no atienden nuestras necesidades emocionales y las pasan por alto.
Si crees que esto se parece a tu familia cuando crecía, aquí hay 10 señales a las que debes prestar atención.
Las conversaciones familiares son muy superficiales.
Durante las conversaciones familiares, los temas se mantienen en la superficie. Cada vez que alguien trata de hablar de sus emociones, es ignorado, se le pasa por encima o se le rechaza. A la hora de la verdad, no puedes recordar la última discusión emocional que tuviste con tu familia.
Los problemas familiares importantes se esconden bajo la alfombra.
Cada vez que se produce un problema familiar importante, se esconde bajo la alfombra. En lugar de hablar las cosas y comunicarse, su familia tiene un enfoque de evasión.
Los miembros de la familia utilizan un tono frío y poco amistoso.
Cuando se habla con los miembros de la familia, la conversación siempre se siente fría y distante. Rara vez, o nunca, te sientes apoyado por tu familia.
Los niños de la familia suelen competir entre sí por la atención.
Los niños de la familia siempre compiten entre sí. Sin embargo, no está claro para qué sirve esta competencia, aparte de la atención y el amor. Desgraciadamente, la atención y el amor rara vez se dan.
Incluso cuando estás cerca de los miembros de tu familia, te sientes solo.
Aunque la mayoría de las personas acuden a sus familias en busca de amor y calor, tu familia no es así. A veces te sientes más solo cuando estás con tu familia que cuando estás solo.
Rara vez se habla de las emociones que no sean positivas.
Cuando se trata de charlas emocionales, la mayoría de las conversaciones en tu familia giran en torno a temas ligeros. Las emociones que implican tristeza, ira o cualquier cosa emocionalmente intensa se mantienen en silencio. Cuando salen a la superficie, se ignoran.
Cuando sacas a relucir problemas emocionales, te consideran débil.
Sentir emociones profundas en tu familia hace que te marquen como débil. Desde pequeño te dicen que las emociones son para los débiles, y cuando las expresas, te castigan o te ignoran.
Te falta compasión por ti mismo, pero te sobra por los demás.
Te cuesta ser compasivo contigo mismo. Tu discurso es a menudo negativo y eres extremadamente duro contigo mismo. Pero, cuando se trata de otros, tienes mucha compasión y amor para dar.
Te cuesta identificar tus emociones.
Te cuesta procesar tus emociones e incluso identificarlas. Principalmente reconoces tus emociones como positivas o negativas, y hasta ahí.
Los problemas con las sustancias se dan en tu familia.
Tienes un historial de abuso de sustancias en tu familia. Algunos miembros pueden tener problemas con sustancias o incluso con el juego. Incluso si miras hacia atrás en tu árbol genealógico en general, puedes ver la prevalencia de la adicción.
